Fundación MAPFRE celebra 50 años de historia, enhorabuena en nombre de SECOT. ¿Qué cree que ha sido clave para que la Fundación mantenga su compromiso y relevancia durante estas cinco décadas?
Muchas gracias. Creo que la clave ha sido mantenernos fieles a nuestro propósito: cuidar de las personas, especialmente de las más vulnerables.
A lo largo de estos 50 años, hemos sabido adaptarnos a los cambios sociales, anticiparnos a nuevas necesidades y actuar con una visión integral. Hemos invertido más de 1.140 millones de euros en proyectos que han beneficiado a 179 millones de personas en más de 25 países, siempre con un enfoque humanista y de impacto real.
En el reciente acto de celebración, se destacó la importancia de “poner el corazón en cada acción” y de centrarse en las personas. ¿Cómo se traduce ese enfoque humanista en los proyectos y actividades que lideran en los 30 países donde están presentes?
Ese enfoque se refleja en cada una de nuestras iniciativas. Desde nuestros programas de educación en distintas materias hasta los proyectos de integración laboral para personas con discapacidad intelectual o problemas de salud mental. En cada país, adaptamos nuestras acciones a las necesidades locales, asegurándonos de que nuestras intervenciones sean relevantes y efectivas.
Por ejemplo, en nuestras iniciativas educativas, trabajamos en colaboración con comunidades locales para desarrollar currículos que no solo impartan conocimientos, sino que también fomenten habilidades prácticas y valores humanos.
«A lo largo de estos 50 años, Fundación MAPFRE ha sabido mantenerse fiel a su propósito de cuidar de las personas, especialmente de las más vulnerables. Adaptándose a los cambios sociales y anticipándose a nuevas necesidades, ha invertido más de 1.140 millones de euros en proyectos con impacto real en 179 millones de personas en más de 25 países, siempre poniendo a las personas en el centro de cada acción y actuando con un enfoque humanista y cercano.»
En cuanto a la integración laboral, hemos establecido alianzas con empresas y organizaciones para crear programas de formación y empleo inclusivo. Nuestros proyectos han ayudado a cientos de personas con discapacidad intelectual a encontrar empleo digno y a integrarse plenamente en la sociedad.
También en nuestra respuesta ante emergencias, como la DANA en Valencia, donde movilizamos voluntarios y recursos de forma inmediata. En situaciones de crisis, nuestra prioridad es siempre la seguridad y el bienestar de las personas afectadas. Trabajamos estrechamente con autoridades locales y otras organizaciones para proporcionar asistencia rápida y efectiva, desde la distribución de alimentos y suministros hasta el apoyo psicológico y emocional.
Todo ello lo hacemos con cercanía, escuchando a quienes más lo necesitan y actuando con empatía y compromiso. Creemos firmemente que cada persona merece ser tratada con dignidad y respeto, y nos esforzamos por crear un impacto positivo y duradero en las comunidades donde operamos. Este enfoque humanista es el corazón de nuestra misión y guía todas nuestras acciones, asegurando que siempre pongamos a las personas en el centro de todo lo que hacemos.
SECOT es la principal Asociación de voluntariado Sénior de Asesoramiento empresarial en España y ha colaborado con Ageingnomics y su Centro de Investigación. ¿Por qué es tan importante hoy poner el foco en la economía del envejecimiento y qué papel juega la Fundación en este ámbito?
El envejecimiento de la población es uno de los grandes retos sociales y económicos de nuestro tiempo. Por eso creamos el Centro de Investigación Ageingnomics, que promueve una visión positiva del cambio demográfico y estudia las oportunidades que ofrece la longevidad. Apostamos por una sociedad en la que las personas mayores sean vistas como un activo, no como una carga, y trabajamos para impulsar políticas y soluciones que fomenten su participación activa y su bienestar.
Tras este aniversario, ¿cuáles son los principales retos y oportunidades que visualiza para la Fundación MAPFRE en los próximos 50 años?
El mayor reto de Fundación Mapfre es no dejar a nadie atrás. Vivimos en un mundo marcado por las desigualdades, la pobreza infantil o la soledad de las personas mayores. La Fundación debe seguir siendo un agente de cambio, apoyando donde más se necesita, anticipándose a las necesidades de la sociedad y contribuyendo a desarrollar nuestro propósito, mejorar la calidad de vida de las personas. Las oportunidades vendrán de la mano de la educación, la innovación, la digitalización y la colaboración con otras entidades. La inteligencia artificial, por ejemplo, puede ayudarnos a ser más eficientes y llegar a más personas, siempre desde una perspectiva ética y humana.